CUADERNOS INTERNACIONALES porque quieren la libertad solamente para ellos y en tanto sirve para mantenerlos o izarlos al poder. Sabemos muy bien que no existe la libertad para quien está económicamente esclavizado y debe soportar la dominación del Estado. Pero, para combatir, y combatir eficazmente a nuestros enemigos, no tenemos necesidad de renegar, ni por un solo instante dei principio de libertad; basta con querer la verdadera libertad, y quereria para todos, para nosotros como para los demás. La libertad de oprimir, de explotar, de forzar a las gentes a prestar el servicio militar, a pagar impuestos, etc. es la negación de la libertad; y el hecho de que nuestros enemigos, unas veces por cautela y otras por hipocresía, usen la palabra libertad, no es suficiente para hacernos renunciar a este principio que es el signo que define a nuestro movimiento, y que es un factor eterno, constante, en la vida y el progreso de la humanidad. Libertad para todos y, consecuentemente, derecho para todos de resistir y oponer la fuerza a la fuerza. Pero primero. quien dirá dónde termina la sociedad presen.
te y dónde comienza la sociedad futura. En qué día se podrá decir que la revolución se ha realizado enteramente y que el triun.
to indiscutido de una sociedad libre e igualitaria se ha convertido en hecho? Si damos hoy el derecho a alguien de violar la libertad bajo pretexto de preparar el triunfo de la Libertad futura, es bien cierto que estos encontrarán siempre al Pueblo insuficientemente maduro, que las maniobras reaccionarias subsisten, que la educa.
ción no es todavia completa; y, bajo este pretexto, buscarán mantenerse en el poder. La fuerza del pueblo insurreccionado por una causa justa, por un profundo sentimiento de respeto a la libertad de todos, cuando no es moderada, no tarda en degenerar en tiranía y restablecer un gobierno puro y simple como los que hoy existen.
Es cierto que Malatesta no podía prever, hace cincuenta y dos años, que los soviets. fuerza del pueblo insurreccionado no tenida a brida por el respeto a la autonomía individual. iba a surgir un gobierno, no puro y simple. ni igual a los de la belle époque. sino mucho más grave con relación al propio despotismo de los zares y al de los terratenientes de fines del siglo XIX. Por lo tanto, los párrafos siguientes de su artículo son más notables y sorprendentes si se piensa que fueron escritos en los tiempos del progreso democrático y si hacemos la aplicación a la actualidad, en que otros sacerdotes que los del Papa se han apoderado. cuán más eficazmente. de los espíritus y de los cuerpos, en medio mundo, en espera de conquistar la otra mitad. Pero se dirá ¿quieren que los sacerdotes continúen embruteciendo a los niños con sus mentiras. No, creemos necesario, incluso urgente, terminar con la in fluerrin maléfica de los sacerdotes, pero creemos que el único modo de conseguirlo es la libertad: la libertad para nosotros y para ellos.
200 DI CUADERNOS INTERNACIONALES Ciertamente, deseamos (y un día u otro lo conseguiremos)
terminar con todos los privilegios de los sacerdotes, todas las ven.
tajas que deben de una parte a la protección del Estado, de la otra a las condiciones de miseria y sujeción a que se encuentran reducidos los proletarios; pero, hecho esto, no contamos ni podemos contar más que sobre la verdad, sobre la libre propagación de las ideas. Creemos. y es por lo que somos anarquistas. que la au toridad no puede hacer nada bueno, o que, si aporta un bien re.
lativo lo hace en compañía de males cien veces mayores. Se habla del derecho de prohibir la propagación del error.
Pero ¿con qué medios. Si la corriente más fuerte de opinión se manifiesta en favor de los sacerdotes, serán ellos quienes harán la ley en materia de propagación de las ideas y prohibirán las nuestras; pero si, por el contrario, la opinión está con nosotros. qué necesidad tendre.
mos de renegar a la libertad para combatir una influencia en de.
cadencia y hacerla simpática al perseguirla. parte de toda otra consideración, a nosotros nos convie.
ne estar siempre por la libertad, porque, siendo a menudo infima minoría, tendremos, si reclamamos la libertad para todos, más fuerza moral para hacer respetar nuestra propia libertad, y por que, incluso en mayoría, nunca tendremos motivo si verdade.
ramente no pretendemos dominar. para violar la libertad de los otros. Además. quién dirá qué es la verdad y qué el error. Fun.
daremos, pues, un ministerio de instrucción pública con sus profesores patentados, sus libros de texto admitido, sus inspectores escolares, etc. todo lo cual en nombre del pueblo. como los marxistas quieren ir al poder en nombre del proletariado. La corrupción es el poder que la ejerce; el hecho de creer.
se en derecho y de considerarse a medida para imponer a los otros nuestra voluntad, he aquí lo que corrompe a los hombres. Con justa razón decimos a los marxistas que yendo al parla.
mento, dejan prácticamente de ser socialistas. Lo que no depen.
de ciertamente del hecho material de sentarse en una asamblea que se denomina parlamento, sino que resulta exactamente del poder inherente a las funciones parlamentarias. Si de cualquier manera nos ponemos a dominar a los demás y a impedirles de hacer lo que quieren, dejamos prácticamente de ser anarquistas. Libertad, pues; libertad para todos y para todo, sin otro limite que la igual libertad de los demás; lo que no significa es casi ridículo tener que decirlo que nosotros admitamos o queramos respetar la libertad de explotar, de oprimir, de mandar, que es opresión y no libertad. Tradujo del francés para Carmona Blanco)
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